Alergiados

Ahora que el huracán de terror epidemiológico, provocado más por las maniobras mercantiles de los laboratorios farmaceúticos y por los gobiernos serviles a la orden de los primeros que por la propia gripe del cerdo (o gripe A, por si hay niños -y adultos- leyendo), que nos ha afectado en estos últimos meses, va remitiendo, debido también en parte a la desaparición del tema de las portadas y cabeceras de periodicos y telenoticieros, y de todo el boom mediático que han provocado los medios de comunicación ante los diferentes casos que iban apareciendo por todo el planeta. Medios, los cuales, olvidando su labor de servicio a la comunidad se han dedicado también al mercantilismo más salvaje, dónde lo único que valía, y que sigue valiendo, es generar ingresos a través de la busqueda de la controversia y el estupor necesarios para atraer la atención del telespetador, ávido como está siempre de morbosidad herziana, que calme, por desmedida comparación, su creencia de que el bienestar es una panacea, y se conforme con las migajas que le provee esta mal llamada democracia en la que vivimos, a sabiendas de que siempre podría estar peor. Ya se sabe, el manido "mal de muchos..."

Ya sé que podría parecer que me estoy desviando un poco del tema de mi artículo pero no es del todo el caso porque creo que la cuestión que dejo en el aire me viene al pelo para la reflexión que empiezo a hacer y que extraigo de mis observaciones, y de mi propia condicion de "alergiado" que no alérgico, ya que mi extrema sensibilidad a los cambios estacionales que provocan la floración de las plantas que me afectan sobremanera cuando los índices de polen en el aire se disparan han sido provocados por la continua acción del hombre sobre el medio nunca debido a una condición genética innata que yo tuviera desde el día que nací.

Como decía, ahora que las lluvias que trajeron aquellos lodos, van mitigandose, me gustaría llamar la atención sobre un tema que me preocupa más, si cabe, que este de la pandemia griposa y que en cierto sentido está relacionado con ella. No en sí por ser variante alguna del N1H1, si no por su carácter pandémico y nivel de afección que estamos experimentando pero que al tener un "modus operandi" menos llamativo -cuando menos de entrada- y no concretarse en número de victimas mortales no tiene el más mínimo interés para los medios generalistas. Este mal que nos afecta y que se manifiesta de miles de maneras, simboliza la adaptación que está llevando acabo el cuerpo humano ante la inmesidad de agentes externos, la mayoría generados por nosotros mismos, que empiezan a invadirnos y a los que el sistema inmunitario humano ya no sabe como hacer frente, manifestándolo al exterior muchas de las veces con reacciones corporales desmedidas y desproporcionadas. Este síndrome, al que se viene denominando "Alergia" a modo general -aquí incluyo también las diferentes intolerancias alimentarias que se vienen dando de un tiempo a esta parte en los niños principalmente-, y quizás debido a la imposibilidad de concretar el/los agente/-s patógeno/-s al/los que estamos haciendo frente, tal vez porque sea imposible delimitar en unos pocos la miles de posibilidades de reacción ante las billones de posibles diferentes afectaciones a las que podriamos estar expuestos debido al modo en el que estamos modificando un sistema ecoambiental, al que el cuerpo humano ya estaba perfectamente adaptado, y al que ahora, por tales cambios, tan drásticos y tan rápidos, debe volver a adaptarse. Este sindrome, como digo, que no es más que una respuesta exagerada de nuestro organismo está ramificandose cada vez más en miles de respuestas diferentes, a cual más exagerada y debido a la toma de contacto con sustancias cada vez más varidadas y de consumo diario, por parte de nuestro sistema inmunitario, el cual nos avisa de que algo no está funcionando como debiera, debería ser tomado muy en serio, y sin embargo no es así.

De hecho sólo hay que prestar atención a la multitud de diferentes y variadas alergias que los seres humanos -y en concreto los niños- empezamos a experimentar, y que poco a poco se va convirtiendo en un problema que afecta ya a la casi totalidad de la población de alguna u otra manera y que por cotidiano y silencioso pasa "casi" desapercibido para las autoridades sanitarias Creo que no tiene categoría de pandemia aunque yo me plantao si no debería por número de afectados e incidencia en la población.

Ni que decir tiene que esto ni es ni pretende ser un estudio científico, es tan sólo una reflexión personal sobre la incidencia de nuestras acciones, las del hombre, sobre el medio y cómo estas condicionan, modificando nuestros modos de vida, y el modo como reaccionamos a tales cambios. Cambios que vengo notando, desde el analisis y reflexión que me permite mi puesto de trabajo como maestro de Primaria, en los niños de los diferentes colegios en los que he podido trabajar. Yo siempre me he planteado, ante la cantidad tan alta de casos de alergia e intolerencias, unas más graves que otras, también he de decir, que vengo observando en dichos niños si tiempo atrás, cuando yo era niño, se daban tantos caso como ahora y con tal variedad de manifestaciones de rechazo a tal o cual sustancia, o alimento, o simplemente por cuestiones realtivas al aire que respiramos -las más comunes-. Y llego a la conclusión de que no. De que algo ha cambiado. Tengo la sensación de que el número de casos ha aumentado de manera considerable en estos últimos 30 años. Es posible que sólo sea mi sensación pero no estoy tan seguro de ello.

Hace ya algunos meses, en un anterior colegio en el que trabajé, asistí a una de las experiencias más inquientantes -por lo menos para mí lo fue- que he vivido en mi vida. Lo califico de inquietante porque la reflexión posterior no sólo de aquel hecho sino de diferentes casos puestos en valor en estos dos últimos años de mi trabajo con niños me han hecho mirar con cierto recelo las diferentes (y dispares) intolerancias que estamos empezando a manifestar los seres humanos en nuestra interrelación con el medio que nos rodea. Continuo. Me encontraba en el comedor del centro, recién salido de una reunión con unos padres con los que me había citado, y me preparaba para tomar un bocado antes de iniciar la jornada de tarde. Una vez ya sentado a la mesa, y dispuesto a tomar algo que acabara con mi inanición, un ligero revuelo en el salón empezó a llamar mi atención. Al levantar la vista compruebé, que algunos compañeros se levantaban algo sorprendidos y se apresuraban a charlar con la persona encargada de la gestión del comedor. Detrás de una de las responsables del cuidado y atención de los niños durante la hora de comedor vi a uno de "mis" niños de 4 años con la cara completamente desfigurada, hinchada de una manera desproporcionada y con cara absolutamente de circunstancia. No lloraba, ajeno completamente al revuelo que estaba organizando. Me pareció una reacción desmedida como respuesta, parecía ser, a una simple intolerancia de su organismo a un alimento que no debía haber tomado. La cosa no fue a mayores porque fue cuestión de tiempo que su sistema inmunitario reestableciera las histaminas -o cualquier otro mediador químico- que su cuerpo había liberado de manera exagerada y él recuperara su siempre divertida cara de niño pequeño pero si me dejó lo suficientemente inquieto como para escribir esta reflexión.

No sé, en definitiva, si este proceso de afección seguirá diversificándose, que creo que sí . Lo que sí que tengo claro es que incluso adultos que nunca hemos estado especialmente sensibilizados al mundo externo que nos rodea empezamos a sentirnos caprichosamente intolerantes a tal o cual planta, pelo de animal, o mota de polvo, y esto empieza a preocuparme, más por el desconocimiento general que creo que existe entorno a las alergias -cualquier síndrome desconocido, hoy día, puede ser catalogado como tal- que por el número general de afectados, ya que creo que no hemos llegado ni a tratar al 1% de las posibles y diversas reacciones que se pueden dar y que podría llevarnos a un nivel tal de hipersensibilidad al contacto con agentes externos que tuvieramos que vivir en burbujas. Tened en cuenta que el ecosistema tarda miles de millones de años en evolucionar. Demasido tiempo para lo rápido que nos estamos haciendo "intolerantes".

Inopia

Comentarios

Ledem ha dicho que…
Puff tio como exageras...
Phillip Ney Gruffman ha dicho que…
Una crítica feroz la tuya, eh!! Joder te has partío la cabeza....

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