A Cristina

Ya no estás, y todo se finge.
Se siente pesado y plomizo el mar.
Ni el dolor ni la pena persiguen
a tu alma navegar.
Has salido sin molestar, sin ruidos.
Y yo no he sabido callar.
Los pájaros han dejado sus trinos,
las olas de golpear.
¡Silencio, silencio!
me susurras al pasar.
Hoy descansa la vida,
no la vayas a despertar.

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